Una vez conocido el signo que tenemos, es preciso estudiar las relaciones que existen entre los cinco elementos para saber en qué año nos van bien las cosas y en qué año nos surge más problemas.

Las relaciones entre los elementos pueden resumirse de la siguiente forma:

El metal domina la madera.

La madera domina la tierra.

La tierra domina el agua.

El agua domina el fuego.

El fuego domina el metal.

Esta ley fundamental que rige las relaciones fundamentales entre los elementos puede ser completada con un escalonamiento de matices que caracterizan nuestro encuentro con otros elementos. La tabla siguiente puede indicar tu suerte e infortunio en los años dominados por los distintos elementos:

Elemento tuyo Fuerte rechazo Rechazo Armonía Éxito y buena suerte
Metal Fuego Tierra Metal Madera y Agua
Madera Metal Fuego Madera Tierra y Agua
Agua Tierra Metal Agua Fuego y Madera
Fuego Agua Tierra Fuego Madera y Metal
Tierra Madera Fuego Tierra Metal y Agua

Para saber cuáles son tus años buenos, regulares o malos, hay que consultar la tabla cronológica anterior.

De este modo, sabiendo cuáles son nuestros años problemáticos, podemos prepararnos para enfrentar cosas desagradables o comprender la infructuosidad de nuestros esfuerzos. Son años que requieren de nosotros mayor cautela en la actuación y el comportamiento, siendo necesario pensar en las consecuencias de nuestras decisiones. Evita cualquier exceso e imprudencia. Es recomendable no iniciar nuevos negocios ni concebir proyectos importantes. En cambio en los años que tu elemento predomina sobre los otros, se te presentan múltiples oportunidades para tu desarrollo y tu futuro. No la desaproveches. Son tus años de oro. Emprende algo que siempre deseabas hacer y que no lo has hecho hasta ahora. Tendrás suerte porque tu elemento te ampara y te apoya.

Existen muchos factores y casualidades que determinan al final tu profesión. Sin embargo, desde que naces, estás predestinado a inclinarte a ciertas profesiones en las que tu elemento te ayudará a alcanzar el éxito.

Citemos a modo de ejemplo el caso del metal: si tu elemento es metal (que predomina sobre la madera), tienes mucho futuro en todo lo relacionado con la madera: carpintería, fabricación o negocio de muebles, papel, construcción, artesanía, o escultura en trabajos de madera, etc. Debido a la armoniosa relación de este elemento con el agua, podrás desempeñar con satisfacción trabajos de fontanero, construcción o negocio de barcos, la pesca, etc. Por otro lado, en las industrias o negocios directamente relacionados con el metal, tales como la siderúrgica, maquinaria, aeronáutica, joyería, ferretería, etc., Tampoco te ira mal, porque no encontrarás fuertes  competidores. No te convienen los trabajos o negocios ligados con el fuego, como por ejemplo, bombero, empleado de gasolinera, soldador, caldero, cocinero, instalador de gas, etc. Si te empeñas en realizarte en el campo propio de los otros elementos, es difícil que te vaya bien porque no cuentas con el apoyo de tus condiciones predeterminadas. Por ejemplo, la agricultura y la construcción son propias de los elementos de madera y tierra. Les será más fácil explotarlas a los que llevan estos elementos.