Debido a que la supervivencia en tiempos prehistóricos estaba estrechamente ligada a la abundancia de cosechas y carne, los primeros rituales concebidos por las sociedades primitivas eran dedicados al dios de la cacería y a los dioses de la tierra. Aunque el dios de la caza fue la primera divinidad que apareció, pronto fue superado por la diosa de la tierra, cuyo culto se extendió rápidamente por todo el mundo antiguo.

Después de algún tiempo las dos deidades reinaron juntas en armonía, y su unión fue manifestada con alegría en cosechas abundantes y fructíferas. Como hemos visto, la diosa fue identificada como Ceres, Diana, Artemis y un gran número de divinidades de las civilizaciones antiguas.

Los ritos de fertilidad de las sociedades primitivas, tanto antiguas como modernas, abarcan no sólo la fertilidad del suelo, sino también la correspondiente a la comunidad. De este modo, los ritos fueron y son usados para incrementar las cosechas además de la raza.

Babilonia: El santuario de Bel se eleva como una pirámide por encima de la ciudad, en una serie de ocho torres localizadas una sobre otra. Sobre la última los babilonios construyeron un gran templo donde se creía que el dios descendía y cohabitaba con la mujer que, de acuerdo a los sacerdotes, Bel había escogido entre todas las mujeres de Babilonia. Este rito aseguraba la buena voluntad del dios hacia los babilonios, y su matrimonio divino con una mujer mortal aseguraba la fertilidad para las cosechas, el hombre y las bestias.

Egipto: En el santuario del dios Amón en Egipto, el mismo matrimonio sagrado entre un dios y una mujer mortal era arreglado por los sacerdotes, la mujer, conocida como la consorte divina, era frecuentemente la misma reina de Egipto. Se creía que el dios Amón era el verdadero padre de los faraones egipcios, la semilla fértil del valle del Nilo.

Grecia: En Atenas, el dios Dionisio estaba también casado con la reina, y es aparente que la consumación de esta unión era exaltada en la ceremonia. Según Aristóteles, el ritual era llevado a cabo en la residencia oficial de la reina, sobre una de las pendientes de la Acrópolis. El objeto del matrimonio era naturalmente asegurar la fertilidad de las vides y otros árboles frutales gobernados por Dionisio. También en Grecia, se creía que la unión de Zeus con la diosa de la tierra, Deméter, daba como resultado una espiga de trigo cosechada, el fruto del matrimonio divino.

Roma: Diana era vista por los romanos como la diosa de los bosques y la patrona de los animales salvajes, mientras que Ceres era considerada la diosa del trigo. Pero Diana representaba más que una deidad de los árboles, era la cazadora divina y la personificación de la vida de la naturaleza, vista en los animales, el follaje verde y las deliciosas frutas de la tierra. En su santuario ubicado en la colina Aventino, era representada por una imagen con varios senos, similar a la Artemis efesia. En su arboleda sagrada en Nemi, era adorada como una diosa de la fertilidad. En este mismo lugar era celebrado anualmente su matrimonio divino con Verbius, el rey de los bosques, mediante rituales que promovían la fertilidad del suelo, el hombre y la bestia.

Los celtas: Ofrecían un sacrificio animal a la diosa Artemis el día de su cumpleaños. Se adquiría una víctima de sacrificio con las multas que le habían pagado por cada animal matado a lo largo del año. El sacrificio implicaba el reconocimiento de que los animales pertenecían a la diosa, y esto aseguraba su buena voluntad durante la cacería y las cosechas.

Rusia: Muchas comunidades campesinas en la Rusia rural culpan sus malas cosechas al disgusto de los dioses al no ser casados. Por ejemplo, se dice que en la tribu Votyak, de la región de Malmiz, casaron al dios Keremey con una divinidad y celebraron el matrimonio para asegurar buenas cosechas, que efectivamente sucedió de acuerdo a la leyenda.

Perú: Los indios peruanos practicaban el ritual del matrimonio entre una de sus doncellas y un dios de piedra (un huaca), para obtener fertilidad y prosperidad. Los ritos duraban tres días, durante los cuales las aldeas celebraban el matrimonio como si fuera una ceremonia real entre un hombre y una mujer.

India:  El matrimonio sagrado entre el sol y la tierra es celebrado por los Oraones de Bengala, para asegurar la fertilidad de la tierra. El matrimonio es realizado entre el sacerdote y su esposa, simbolizando así la unión entre la tierra y el sol. Después de muchos cantos, bailes y golpes de tambores, los invitados se dirigen a la cabaña del sacerdote, donde se involucran en las orgías más viles. El objeto de ritual es hacer que la madre tierra sea fructífera.