Conocido como el yoga del occidente, la Cábala es esencial en la práctica de magia ceremonial. El cabalista ve a Dios como el macrocosmos y al hombre como el microcosmo. La manifestación física de Dios es el universo entero, compuesto de planetas, sistemas solares, galaxias y espacio exterior; este es el macrocosmos. El hombre, creado en imagen de Dios, es un universo más pequeño compuesto de células, moléculas, átomos, partículas subatómicas, y el espacio entre ellos; este es el microcosmos.
“Lo que está arriba está abajo”, dice el mensaje hermético de la tabla de esmeralda. La doctrina cabalística va más allá y dice que el cuerpo del hombre en el plano material es el mismo cuerpo de Dios en el plano espiritual.
Adam Kadmon, el cuerpo de Dios, es un concepto metafísico que intenta definir las características espirituales de la divinidad, e identificarlas con las características materiales del hombre. Etz Hayim, el árbol de la vida, es un símbolo compuesto que representa al hombre celestial, o macrocosmos-Adam Kadmon- y al hombre material, o microcosmos. De este modo, el árbol de la Vida puede ser visto como un sistema mágico-religioso de correspondencias que identifica lo humano con lo divino.
El árbol de la vida está compuesto de diez esferas llamadas séfiras.
Las esferas son interconectadas por veintidós líneas llamadas caminos, que representan las veintidós letras del alfabeto hebreo. Las diez séfiras y la veintidós letras se conocen como los treinta y dos caminos a la sabiduría. Aunque las séfiras representan diferentes manifestaciones de la fuerza cósmica y por ende de la evolución, los caminos son fases de la conciencia subjetiva con los cuales el alma entiende la manifestación cósmica. Las séfiras, conocidas como emanaciones numéricas, representan las formas abstractas de los números del uno al diez. Cada séfira simboliza una cualidad, una característica de Dios y también del hombre. Cada uno de los caminos representa el estado particular de conciencia que debe ser alcanzado para adquirir características divinas. Estos estados de conciencia son simbolizados por las veintidós letras hebreas.
Las diez séfiras se dividen en tres columnas conocidas como el pilar derecho, pilar medio y pilar izquierdo. El primero representa el principio masculino activo-positivo y posee características masculinas y positivas. El pilar izquierdo simboliza el principio femenino pasivo-negativo y tiene características femeninas y negativas. Finalmente, el pilar medio representa armonía, equilibrio y calma, y es el factor de balance entre los otros dos. Además, tiene cualidades femeninas y masculinas.
Las séfiras representan una figura coronada cuyos pies descansan sobre su reino. Las otras séfiras representan las cualidades espirituales y las características físicas, listado a continuación:
- Kether: Corona; parte superior de la cabeza.
- Chokmah: Sabiduría; lado izquierdo de la cara.
- Binah: Entendimiento; lado izquierdo de la cara.
- Chesed: Compasión o Amor; hombro izquierdo.
- Geburah: Justicia o Severidad; hombro derecho.
- Tiphareth: Belleza; plexo solar.
- Netzach: Victoria; cadera derecha.
- Hod: Gloria; cadera izquierda.
9. Yesod: Base; órganos reproductivos.
10. Malkuth: Reino, los pies.
Kether es la primera manifestación de la luz cósmica. Desde él desciende la luz hacia otras esferas en zigzag, y esto se conoce cabalística-mente como el “rayo luminoso”.