Éxito significa vida afortunada. Implica un nivel de vida pacífica, alegre y feliz.
La paz, armonía, integridad, seguridad y felicidad son verdades intangibles que vienen del yo interno, del íntimo de cada hombre.
Meditando sobre estas cualidades donde se arraigan estos tesoros en nuestro subconsciente.
“Haced tesoros dentro de sí donde la polilla ni el óxido corrompen; donde los ladrones no minen ni roben”.
Los tres pasos hacia el éxito.
El primero sería descubrir qué cosa deseamos hacer, y hacerla.
Alguien comentará: ¿Cómo puedo iniciar el primer paso, si no sé lo que quiero hacer? En este caso, pida por una luz que lo guíe, afirmando: “la inteligencia infinita de mi mente subconsciente me revelará mi verdadero sitio en la vida”. Repita esta plegaria, sosegada positiva y convincentemente a su mente interna. Si lo hacéis convencido y constante, la respuesta llegará como un sentimiento, intuición o tendencia hacia cierta dirección. Llegará en forma tan clara, pacífica y en silenciosa sabiduría interior.
Éxito es el amor al trabajo.
Imaginémonos un siquiatra; no le bastaría contentarse con el diploma colgado en la pared. Deberá mantenerse al día, asistir a convenciones y continuar estudiando e investigando los mecanismos de la mente, para que el siquiatra pueda obtener éxito, debe visitar clínicas y leer sobre los últimos avances de los métodos cada vez más modernos para aliviar el sufrimiento de los enfermos. El éxito del médico o siquiatra está en sentir la forma de aliviar a sus pacientes.
El segundo paso consiste en especializarse en alguna rama y particular de su trabajo, tener conocimiento y comprensión cada vez más completos. Por ejemplo; si un joven escoge la química como profesión, deberá concentrar todos sus esfuerzos en especializarse en una de las ramas de ella. Le debe dedicar todo el tiempo disponible y prestarle toda la atención a su alcance. Será tan entusiasta que buscará conocer todo lo que se pueda conocer y tratar de conocer y
experimentar algo más de lo ya conocido. Este joven puede llegar a interesarse tanto en su trabajo hasta desear servirle a la humanidad.
“Aquel que desee ser mayor que vosotros se convertirá en vuestro sirviente”. Hay una gran verdad en esta actitud mental diferente a la de aquel hombre que sólo quiere “pasar la vida” o “hacerla pasable”. “pasable” no es el éxito verdadero. La motivación del hombre debe ser mayor, más noble más altruista. Debe servir a los demás.
El tercer paso es el más importante. Debe asegurarse que lo que quiere hacer no redunde solamente en beneficio propio. No debe ser egoísta; debe favorecer a sus semejantes. Debe formarse el camino de un circuito completo, cerrado. En otras palabras, su idea debe ir, lanzarse con el propósito de beneficiar o servir también a la humanidad.
Entonces lo respaldará, unirá y se moverá con usted el subconsciente.
Si sólo busca su beneficio, no se formará o completará el circuito cerrado y puede sufrir un cortocircuito en su vida, que lo conduzca a la limitación o malestares.
Al considerar estos tres pasos, jamás debéis olvidar el poder subconsciente de las fuerzas creativas de su mente subconsciente. Esto es, la energía que respalda todos los pasos en cualquier camino hacia el éxito.
Vuestro pensamiento es creador. La frase “Conforme a vuestra fé os será hecho”, significa el pensamiento unido a la convicción. El conocimiento de esta poderosa fuerza interna, que todos poseemos, es capaz de materializar todos los deseos, dando confianza y bienestar pacífico.
Cualquiera que sea vuestro campo de acción, es necesario que aprendáis las leyes de la mente subconsciente; sabiendo aplicarlas y cuando experimentéis el benefactor derecho de entregar vuestro talento a los demás, veréis el camino hacia el verdadero éxito. Si os ocupáis de asuntos religiosos o de una rama de ellos, la infinita divinidad, por su propia naturaleza, estará con vosotros; ¿quién podría entonces oponerse a vosotros? Con este conocimiento no hay poder celestial o terrestre que interponga en vuestro camino.
La medida del verdadero éxito.
Algunas personas dicen: “Pero el señor James hizo su fortuna vendiendo aceite en forma fraudulenta”. Un hombre encontrará fortuna por un tiempo, pero el dinero obtenido por fraude, generalmente se esfuma. Cuando robamos a otros, nos robamos a nosotros mismos, puesto que estamos en un estado espiritual de pesar y limitación que se manifestará por sí mismo en vuestro cuerpo, en el hogar y asuntos financieros. Lo que pensemos o sintamos lo creamos, creamos lo que pensemos.
Un hombre puede haber acumulado una fortuna fraudulenta, pero no será afortunado. No habrá ni éxito ni paz mental. ¿De qué sirve haber acumulado una fortuna que no le deja dormir, vive enfermo o sufre complejo de culpabilidad?
La mayoría de los grandes industriales utilizan de manera correcta su mente subconsciente. Cuando imagináis un objetivo bien definido y claro recibiréis ayuda automática para realizarlo con el poder de trabajo de la mente subconsciente.
Una persona afortunada ama su trabajo y lo expresa así constantemente. El éxito depende más del elevado ideal que de la sola acumulación de riquezas. Un hombre rico es aquel que posee una gran comprensión psico-espiritual.
Hace algunos años se publico un artículo sobre el magnate petrolero, Flagler. Admitió que el secreto de su éxito se debía a su habilidad para concebir un proyecto y a su tenacidad hasta concluirlo. Acostumbraba a cerrar los ojos, imaginándose una gran industria petrolera. Veía los vagones del ferrocarril cargados sobre los rieles, oía pitar la locomotora y veía el humo. Al visualizar todo ello y sentir la convicción, la respuesta de la mente subconsciente no tardaba en llegar.