En el cristianismo los arcángeles son una categoría de ángeles. Constituyen uno de los nueve coros de la Jerarquia angelical. Los arcángeles son los penúltimos, antes de los propios ángeles (tal y como lo indica el prefijo arc, que significa superior).

Los siete nombres son:

  • Miguel, el jefe del ejército celestial,
  • Gabriel, el mensajero celestial,
  • Rafael, el protector de los viajeros, de la salud y del noviazgo,
  • Uriel, el encargado de las tierras y de los templos de Dios,
  • Raguel, el encargado de la justicia, de la imparcialidad y de la armonía,
  • Sariel, el encargado de los espíritus de los hombres que pecan,
  • Remiel, el encargado de los resucitados.

Según el Canon bíblico (excluyendo el texto apócrifo), solo se llama arcángel a Miguel, y Gabriel es un ángel mensajero. Solo se menciona a Rafael en el Libro de Tobías, que es deuterocanónico, por lo que es reconocido por las comunidades judías de la Diáspora, por todas las iglesias ortodoxas, y también por la Iglesia católica, pero ha sido rechazado por los judíos rabínicos jerosolimitanos y por los protestantes.

Origen Bíblico de los Arcángeles

La palabra «Arcángel» de un fragmento de la Epístola de Judas(hermano de Jesús) en el Códice Sinaítico (330-350 d. C.).

La palabra “arcángel” viene del griego αρχάγγελος (archángelos) ‘arcángel’, palabra que aparece sólo dos veces en la biblia,1​ ambas reflejadas en el nuevo testamento escrito en este idioma, el antiguo prefijo griego αρχ- (arc-), o en otra forma del prefijo άρχω (arco) significa ‘que gobierna, que dirige, que comanda, que lidera’ + άγγελος (ángelos) que significa ‘mensajero’. A partir de estas raíces, el significado dado es de ‘ángel jefe’.23​ o ‘ángel principal’45​ según la sintaxis delidioma griego,6​ Cabe destacar que el prefijo αρχ indica supremacía, uno de los primeros en su clase o liderazgo ante determinado grupo, por tanto podría traducirse el término como ‘capitán de los ángeles’ o ‘uno de los primeros ángeles’.7​ Otra forma de la palabra es αρχαγγελου, que significa ‘del arcángel’.

Es importante tener en cuenta que el término “arcángel” como todo adjetivo del griego antiguo aplica en pluraldual y singular.8

A partir de aquí, hay distintas interpretaciones según las distintas creencias en cuanto a la cantidad de arcángeles que hay y sus identidades. Tratemos de exponer ahora todos los puntos de vista.

En la epístola de Judas, versículo 9, se habla de Miguel el arcángel (αρχάγγελος). En la Biblia también se hace referencia a Miguel de la siguiente manera:

Versión Protestante de la Biblia [La Biblia Reina Valera 1960]

Note que la letra inicial de la palabra “espíritu” está escrita con minúscula y no con mayúscula, ya que, en las Escrituras, “Espíritu” con mayúscula hace referencia al Espíritu Santo único de Dios; de otra manera, puede referirse a un arcángel, ángel, demonio, Satanás y hasta al mismo espíritu humano. “Hay cuerpo animal y hay cuerpo espiritual” (1. ª Corintios 15:44)

“Estos siete son los ojos de Yahvéh, que recorren toda la tierra.” (Zacarías 4:10b).

Es decir, este simbolismo indica que Dios utiliza a esos siete espíritus para enviarlos como “su penetrante visión” (Baruc 6:6; Esdras 5:5).

“Los ojos de Yahvé están discurriendo por toda la Tierra…” (2.º Crónicas 16:9).

“Sus ojos… como antorchas (lámparas).” (Daniel 10:6).

“En aquel tiempo yo escudriñaré con lámparas (antorchas) a Jerusalén y pediré cuenta a los hombres.” (Sofonías 1:12).

“Son los siete ojos de Yahvé (Zac. 4:10b), y por lo tanto, de Cristo.” (Ap. 5:6).

Esos siete ángeles con dominio o “arcángeles” quedan entonces simbolizados con lámparas, delante del trono de Dios, y son utilizados como “la penetrante visión” del Creador.

Pero en ningún caso se menciona que posean alas.

En la Sagrada Escritura es posible encontrar alas cuando se describe a los querubines (con cuatro los ve Ezequiel —1:6—). También cuando se describe a los serafines (con seis los ve Isaías —Is 6:2—).

Pero no se las puede encontrar cuando se describe a los ángeles. Contrariamente a lo que normalmente aparece en la iconografía, los ángeles no poseen alas dado que al ser seres espirituales, no necesitan de un cuerpo ni de sus apéndices (brazos, piernas, etc.).

Los ángeles se describen en función de su indumentaria: con vestiduras de lino, ropas blancas o ropas resplandecientes, como se puede leer en Ez. 9:11; 10:2; Dn. 10:5; Tobías 5:6; Mt. 28:2,3; Mr. 16:5; Jn. 20:12; Hch. 1:10; 10:30; Ap. 15:6, etc.

Según la gran mayoría de traducciones a Rafael no se le llama santo arcángel, sino uno de los siete santos ángeles, además se hace referencia a siete espíritus con acceso a la gloria de Dios, de forma recurrente en el libro del Apocalipsis o Revelaciones. Aunque esto no es impedimento para ser jefe de los ángeles, ya que Satanás siendo ángel caído es jefe de ángeles (Apocalipsis 12:7), podemos concluir que decir que es un arcángel dependería de la traducción a la que se haga referencia o al papel que ejerza ese ángel.

En Apocalipsis 1:4 se hace referencia a los “siete espíritus” de Dios que están delante de su trono, y después se dan siete mensajes, resaltando para algunos el papel de estos espíritus como mensajeros (ángel significa mensajero de Dios), cada uno de los cuales concluye con la exhortación de “[oír] lo que el espíritu dice a las congregaciones”. (Rev

2:7, 11, 17, 29; 3:6, 13, 22).

Estos mensajes contienen declaraciones de juicio que invitan a un examen de conciencia y promesas de recompensa por la fidelidad. Se dice que el Hijo de Dios tiene estos “siete espíritus de Dios” (Rev. 3:1), estos siete espíritus son interpretados por algunas denominaciones cristianas como Ángeles al llevar mensajes de Dios y por otras como una expresión de la divinidad de Cristo al tener la completa capacidad activa de observar, discernir o detectar, inspeccionar toda la Tierra que posee el glorificado Jesucristo, el Cordero de Dios. El texto de Tobías forma parte de los libros llamados deuterocanónicos. Hay desacuerdo en cuanto a si tales libros pertenecen a la Biblia, porque los judíos no los consideraron como divinamente inspirados para su primer canon. Agustín (354-430 d. C.) fue el primero en intentar incluirlos al canon bíblico, aunque códices cristianos antiguos ya incluían estos libros como divinamente inspirados, como el códice sinaiticus (330-350 d. C.) y hay testimonios de que algunos eran utilizados como palabra inspirada en las celebraciones litúrgicas mucho antes. La Iglesia católica los incluyó entre la lista de libros divinamente inspirados de forma oficial en el Concilio de Cartago en 397 d. C. y debido a las diferencias de opinión 

Generadas por movimientos protestantes los volvió a confirmar como divinamente inspirados en el año 1546 d. C.