1. Escribe en un papel, y en orden de importancia para ti, todas las cosas que tú deseas y sin temor de pedir demasiado, pues la fuerza que te voy a dar a conocer no sabe de limitación.
  • Lee tu lista al despertarte y antes de dormir.
  • Piensa a menudo en tus deseos. Goza imaginándolos, y siempre que los recuerdes di: “Gracias al poder divino que ya has dado la orden de que me sean conferidos”.
  • No le cuentes a nadie lo que estás haciendo. Esto es muy importante porque si lo comentas con alguien, se disipa toda la fuerza y no verás realizados tus deseos. Eso es todo. Ahora…

Para mayor satisfacción tuya, sé espléndido contigo mismo.

No digas en tu lista que deseas una casita “aunque sea chiquita…”. Pídela del tamaño que te convenga y te agrade plenamente. Si es dinero, menciona la suma, si es trabajo indica qué clase, el sueldo a que aspiras, las condiciones y la localidad más conveniente para ti.

En tu primera lista pon cosas sencillas para que te vayas acostumbrando tú mismo a ver caer y ocurrir maravillas, pues como jamás has hecho esto no vas a creer que sea posible, y te advierto que esta duda te puede costar el que no veas lo que has pedido.

Es natural que te vengan dudas y desconfianza porque la idea es muy nueva para ti. Pero cuando sientas escepticismo, etc., saca tu lista reléela y da las gracias de nuevo. El dar las gracias por lo que aún no se ha visto es la forma más positiva de manifestar la fe.

ah…., te vas a sorprender que cada vez que leas tu lista, primero vas a tener que tachar algunos puntos porque ya se te habrán realizado. Entonces tendrás que hacerla de nuevo, poniendo otros puntos en los lugares más importantes.