Penetrad con los pies desnudos en un arroyo en el amanecer del primer viernes del mes, coged con la palma de la mano un poco de agua y con ella mojad las cenizas obtenidas con las tres patas de un murciélago y los recortes de las propias uñas, añadid polvos de hierbas de los márgenes, haced secar el conjunto; estos polvos los tenéis que hacer beber a la persona deseáis que os ame.